lunes, 17 de noviembre de 2008

Lápiz, paciencia y pincel


17_11_08
Retomo una imagen de hace tiempo para arrancar este espacio.

En esa época me gustaba el lápiz de grafito.
Y aún me sigue agradando, básicamente porque me permite controlar con precisión el tono, el brillo, la luz, las sombras... la pintura me pide más libertad, menos control, y creo que debe haber un poco de ambos en todo, descontrol y control, locura y cordura. Una mezcla.

¿Acaso no somos todos el resultado de una mezcla, de genes compartidos?

Mañana más.









En camino

No he podido esperar a mañana y hoy vuelvo con un trabajo inacabado, pero fresco fresco... aún mancha.

Como veis he dejado a un lado a mi querido
lápiz de grafito y aquí m
e he dedicado únicamente al acrílico, dejando que el pincel marque los límites, que la mancha mande sobre el dibujo desaparecido bajo su opaca influencia.

Este trabajo comenzó siendo otro. Pero como una criatura que crece y acaba dejando el nido para volar por si misma, este ha desaparecido para siempre y se ha hundido en un mar rojo y dorado.

Prometo renovar la imagen en cuanto esté terminado.

Mañana más.









18_11_08
No pude evitarlo.

Me miró con esos ojos enigmáticos desde la página de una revista y no tuve más remedio que llevármela a un lienzo.

Fue un flechazo quizá, pero ahí está, para siempre, fijada a una tela que impedirá que envejezca salvo por el polvo que algún día la cubra, la vejez de los materiales o, ¿por qué no? la oferta de alguno, más apasionado que yo, que la quiera para si.

Porque bueno, todos tenemos un precio... se dice.

Mañana más.

No hay comentarios: