miércoles, 28 de enero de 2009

Y el color se alejó de su rostro

04_02_09

"Si no me responden ni los brazos,
si intentar moverlos me cuesta un esfuerzo inhumano que no me veo capaz de afrontar con éxito, si hasta respirar me está resultando difícil, y me ahogo sólo de pensar en lo que vendrá y todo mi cuerpo parece ignorar las órdenes que fluyen de mi cerebro, puede ser que simplemente estoy muerto y todo esto no es sino una mera ilusión, y yo no estoy en esta cama ni estoy en esta habitación, aunque todos mis sentidos me digan que así es.

O puede ser que tal vez esté soñando que estoy muerto y de un momento a otro despierte y me encuentre realmente en esta habitación, en esta cama, vivo, despierto, y pueda moverme sin dificultad, levantarme de esta cama que se ha convertido en mi sudario, y salir de esta habitación que parece una cámara funebre, el lugar de la despedida, de los llantos y de los recuerdos, del qué ha pasado y del qué pasará, el lugar en que se viene a comprobar si es verdad la noticia, a descubrir cómo nos sienta la muerte, si los colores del rostro han desaparecido, o han reemplazados por el pincel con un hábil retoque. Total, para lo que nos espera a continuación, qué más da el color, el aspecto, sino para dejar un recuerdo más o menos mejorado en los que nos vienen a despedir.

Aunque pensando en lo que dijo Confucio, "Sabemos tan poco acerca de la vida, ¿Cómo podremos saber algo acerca de la muerte?"
...

... Creo que mejor elegir a un embalsamador que tenga cierto talento.

Mañana más. O pasado...