lunes, 7 de junio de 2010

Adiós Violeta, adiós

07_06_10

Despedirse siempre es difícil, despedirse sin saber si te volverás a encontrar, más aún y despedirse sin saber qué va a pasar ni cuándo, es lo peor de todo.

Empiezo así de gris porque se acaba una época, se baja un telón con la comedia inacabada, incompleto el último acto y sin derecho a devolución del precio de la entrada ni explicaciones por parte del empresario.

Para los que no la conozcáis, La Violeta es algo más que un local, allí se reune gente de todas las edades, unos a beber, otros a charlar, a comer, a jugar al billar, al futbolín, a ver el fútbol, siempre con un ambiente que nunca y mira que he estado horas sentado allí, se vio alterado en lo más mínimo, con el tiempo la gente se iba conociendo y cada vez era más agradable sentarte a tomar una cerveza y unas alitas de pollo, unas patatas con alioli, y luego echarte una partida de futbolín si había quedado alguno libre, a veces un objetivo complicado.

Todo esto se acaba. El día 19 de junio la Violeta, aquella que se libró del derribo y transformación en apartamentos gracias a la presión popular, que obligó al ayuntamiento a entregar a cambio al grupo inmobiliario holandés que la había comprado, un solar de la calle Verdi, cierra sus puertas, sin fecha de reapertura. Por no saber, ni los actuales arrendatarios del local saben cuánto tiempo durarán las reformas, ni a partir de cuándo. Sólo nos queda lamentarnos y desear que el resultado del concurso
"abierto" de reforma sea lo más respetuoso posible con el aspecto actual del local, que sí, está viejo, los baños necesitan una remodelación ya! y la pintura de las paredes no está recién aplicada, pero todo esto, es lo que la convierte en un lugar especial. Todo esto y la gente que lo lleva, que te hacen sentirte como en casa, los saludos al llegar, esa mesa de juego de cartas redonda al lado de la ventana, ese cartel de Fanta del año mil, el sonido de los bailes del local de arriba, el ruido de los futbolines cuando las partidas están al rojo vivo, esa alegría que se respira nada más entrar desde la calle de San Joaquín.

Los que no la conocéis y estáis en Barcelona, daros una vuelta por La Violeta, en la calle San Joaquín 12, antes del día 19 de junio, y luego
decidme si no tengo razón al decir que es una pena que se vayan perdiendo todos estos locales con solera y acaben siendo sustituidos por fríos bares, de diseño igual de frío que no tienen ninguna historia que contarnos.

Mañana más. O pasado.. pero la Violeta se va...

4 comentarios:

Hari dijo...

Lo más valioso es que personas como tú quieran plasmar el recuerdo de este lugar en sus blogs. Es el mayor regalo que se les puede dar a los estimados dueños.

Pd. Espero que el bar de mis padres se recuerde con tanto cariño como tú recordarás La Violeta :)

Fran Torrents dijo...

que pena.. estuve sólo una vez pero la recuerdo como uno de esos sitios que deberían tener algún tipo de protección contra el insaciable y repetitivo modernismo, aunque realmente no sé qué es más moderno, un bar parecido a miles de bares o un lugar que destaca por su atmósfera y la huella del tiempo.
en fin... por desgracia no será la primera ni la última violeta que veamos desaparecer.
ññee me salió un poco trágico no? todos a la violetaaaaaa a quitarse la morriñaaaa!!!!!!!

Violeta Puntí dijo...

Vaya, no sabía nada. Sí que es realmente una lástima. ¿Se acabaron esas tardes de patatitas, cervecitas y salir corriendo para poder pillar el futbolín? No me lo puedo creer. La Violeta es más que un bar. Es un refugio de tantas y tantas risas, charlas, es una atmósfera... es especial. La Violeta no cierra.
Jo...

Héctor Molina dijo...

Baches y cachibaches :)